Cursos Corporativos de Inglés – ¿Resignificación en pandemia?


Cursos Corporativos de Inglés – ¿Resignificación en pandemia?

Por Belén Alvarez, Directora de InPower

 

Durante la pandemia, las consultoras de idioma corporativas nos encontramos con clientes que debieron suspender sus programas, obligadas a recortar gastos por el impacto negativo del aislamiento en su “bottom line”. Algunas empresas pudieron continuar con sus programas de idiomas, pero prefirieron posponerlos, para “evitar sumarles algo más a sus colaboradores frente a tanto cambio”.

Pero algo especial ocurrió con las que continuaron… Como el inglés es un medio de comunicación, en las clases se generaron, sin planificar, espacios de conversaciones colaborativas, espacios de empatía, espacios de descarga, espacios de recarga, espacios de escucha activa, espacios de distensión y especialmente espacios donde los colaboradores se reencontraron con sus colegas en un ámbito que seguía siendo corporativo, pero donde no estaba la presión directa de cumplir con la métrica del área, donde había unos minutos más para hablar de sí mismos, de “cómo lo estaban llevando”, o simplemente para regalarle una sonrisa virtual a un compañero que la estaba pasando mal.

Allá por 2001 a un director de RRHH de una de las empresas más importantes de transporte de Argentina lo desconcertaba una métrica cada vez más preocupante. Los guardas de sus formaciones se “agarraban los dedos con la puerta” mucho más seguido que de costumbre. La cifra subía y la situación se estaba desbordando (coordinación de reemplazos, ART, capacitación de suplentes, etc.). En la reunión del lunes había que encontrar una solución. ¿Qué tal armar una capacitación bien específica? Pero, ¿en qué consistiría? ¿En explicarle a un guarda cómo hacer para no lastimarse los dedos con las puertas automáticas? Finalmente se acordó probar una idea implementada por una empresa de aviación americana y se creó algo distinto: se generó un espacio de conversación con mediadores profesionales. ¿La consigna? Hablar sobre lo que los integrantes del grupo quisieran. Ni más ni menos, veinte años atrás, cuando todavía ni se hablaba de la “experiencia del colaborador”, se generaron espacios con una función social. Solo compartir un rato con colegas, sólo hablar y si no se quería hablar, sólo escuchar, o tampoco. Estar juntos… Al poco tiempo las métricas bajaron como por arte de magia. Exactamente… Es que en la crisis económica más fuerte que había vivido Argentina hasta entonces, los guardas, como todas las personas, simplemente tenían preocupaciones en su cabeza. Cuando nos preocupamos, nos desconcentramos, “estamos fuera de eje”, no estamos “en el aquí y ahora”, y así perdemos eficiencia en todo lo que hacemos…

Somos seres sociales! Cuantos estudios, cuántos especialistas hablan de la importancia de mantener lazos sociales para llevar una vida mejor en todos sus aspectos. Por eso, hoy frente a la pandemia, que las empresas brinden un espacio de conexión humana por fuera de las reuniones laborales, un espacio de comunicación, donde se pueda conversar de lo que surja, no es poca cosa. Indirectamente, en estos momentos difíciles, las tradicionales clases de inglés se resignificaron, como tantas cosas en la pandemia, y además de los objetivos del programa propuesto para el año, aportaron un gran granito de arena a sobrellevar la situación. 

En los seguimientos que hacemos a los alumnos, escuchamos cómo extrañan las miniconversaciones en el pasillo, un almuerzo con colegas, la charlita esperando el ascensor y “gastar al de River” (perdón…:)) en la máquina de café el lunes… pero también cuando nos cuentan cómo las clases virtuales les han devuelto algo de eso, aunque sea por un ratito, aunque sea virtualmente, nos genera una gran satisfacción al poder aportar algo más, más allá del inglés, en un momento tan sin precedentes en nuestras vidas… 

 

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